Las
fresas desangrando en la pared me hacen recordar que vivimos tiempos difíciles,
donde las miradas son desviadas hacia la incertidumbre,
donde el sonido se arrastra para no ser visto,
y la brisa se detiene a descansar.
Dos amantes fusionados en un solo ser,
que se intentan destrozar, aplastar el eco.
¿Cuando comprenderán que no se puede apagar
el fuego interno que calcina su piel?
No recuerdan su origen, ni que son materia que se separó
para probar los cielos y los infiernos del universo,
y así entender que en ningún lugar de esta inmensa oscuridad
hay un rayo de luz que los pueda iluminar al caminar...
La luz del sol pretende cegar sus ojos,
y se mezcla con el campo, provocando un destello sanguinario,
casi asesino, quizá implorando piedad,
una oportunidad sin saber si llegará.
Sus manos se incendian en un instante eterno,
sus labios tratan de gritar un silencio,
deseos irreprimibles, máquinas de autodestrucción,
un círculo vicioso.
Hoy apagaré la vela para poder mirar a través de la ventana
el cálido resplandor de una luna que me abraza,
que me susurra al oído:
"No todo está perdido”.
donde las miradas son desviadas hacia la incertidumbre,
donde el sonido se arrastra para no ser visto,
y la brisa se detiene a descansar.
Dos amantes fusionados en un solo ser,
que se intentan destrozar, aplastar el eco.
¿Cuando comprenderán que no se puede apagar
el fuego interno que calcina su piel?
No recuerdan su origen, ni que son materia que se separó
para probar los cielos y los infiernos del universo,
y así entender que en ningún lugar de esta inmensa oscuridad
hay un rayo de luz que los pueda iluminar al caminar...
La luz del sol pretende cegar sus ojos,
y se mezcla con el campo, provocando un destello sanguinario,
casi asesino, quizá implorando piedad,
una oportunidad sin saber si llegará.
Sus manos se incendian en un instante eterno,
sus labios tratan de gritar un silencio,
deseos irreprimibles, máquinas de autodestrucción,
un círculo vicioso.
Hoy apagaré la vela para poder mirar a través de la ventana
el cálido resplandor de una luna que me abraza,
que me susurra al oído:
"No todo está perdido”.

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