
El suave ritmo de sus pasos,
evoca el lugar donde los sonidos cobran sentido.
Sus palabras vuelan cual ave liberada, sintiendo
la ansiedad del mundo que la extraña.
Mientras su mirada traslúcida ocurre
como concierto de mil voces en silencio.
Me es imposible no imaginar
ondas de desconocidos colores cuando escucho su nombre.
Sutil palabra, ajena al mundo, que emana de los árboles,
y me alcanza, y me suaviza, me atrapa, me abraza.
Entre usted y yo copulan universos desgarrándose entre sí,
empujándonos a dar un paso y romper el vacío
que nos mantiene distantemente juntos.
¿Qué mas le puedo decir, si las palabras enmudecen
al más leve aleteo de sus manos?

