9 feb 2012

¡Carajo!


Y al final del día tengo mi insomnio reticente,

una madrugada que de reojo me mira larga y amarga,

la mesa atestada de libros, colillas de cigarro y nostalgias,

mi frente que se arruga, llena de pendientes,

y mis manos dependientes de tu cintura para conjurar un abrazo.

Pienso y te pienso.

¡Carajo! ¡Que por favor amanezca!